Un corzo desprolijo.
Se caían las tintas del desvelo,
Contraigo los pulmones
Sin compás alguno.
En medio del cuerpo,
El exceso se hace harina,
Giran los brazos como molinos,
Sin compás alguno.
La plaza es larga,
Se estipulan los minutos,
El correr de venas se duplica,
Sin compás alguno.
Las paredes suficientes,
Controlan el ansia, recias
Acorralan la bestia que cruje,
Sin compás alguno.
Los almíbares desterrados,
Aprietan la correa lasciva,
Me llama el desdén suavizado,
Sin compás alguno.
El futuro y su masa falaz,
Degustando una vida desecha,
Se revuelca por el pasto sonriendo,
Sin compás alguno.
30/4/09
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