Bauticé con tu cualidad
El lunar que amanece mi pecho.
Mordiendo la acotada aérea
Nuez de adán de la nueve;
Una dócil levedad erógena,
Que cruza océano y par
En busca de lo sabroso.
Contrastan las manos
Con los azules que cubren
La inclinación delineada
De vértebras suaves;
Apoyadas de la mano,
Suaves, dulces vértebras.
Cuando un milagro marque
El calado ángel de tu espalda,
Queriendo extirpar la belleza
De la nube divina
Que se aferra entre tus costillas.
Cuando el cuenco se caiga y quiebre,
Espantado y desesperado,
Y no quede mas que hoja nueva,
Sabia diamante de la espuma.
La relajación vuela
Y volará relajada,
Cuando el cuento ya no retenga
La armonía muda.
28/10/08
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