Si el mundo no es más que
Referencias,
Triángulos abrazados por el vértice,
planos, conceptos y aguerridas
e irónicas teorías.....
...Qué tan difícil puede ser no hablar?
...
...
Vos Sabrás................................................................
28/10/08
Para mi abismo....
Bauticé con tu cualidad
El lunar que amanece mi pecho.
Mordiendo la acotada aérea
Nuez de adán de la nueve;
Una dócil levedad erógena,
Que cruza océano y par
En busca de lo sabroso.
Contrastan las manos
Con los azules que cubren
La inclinación delineada
De vértebras suaves;
Apoyadas de la mano,
Suaves, dulces vértebras.
Cuando un milagro marque
El calado ángel de tu espalda,
Queriendo extirpar la belleza
De la nube divina
Que se aferra entre tus costillas.
Cuando el cuenco se caiga y quiebre,
Espantado y desesperado,
Y no quede mas que hoja nueva,
Sabia diamante de la espuma.
La relajación vuela
Y volará relajada,
Cuando el cuento ya no retenga
La armonía muda.
El lunar que amanece mi pecho.
Mordiendo la acotada aérea
Nuez de adán de la nueve;
Una dócil levedad erógena,
Que cruza océano y par
En busca de lo sabroso.
Contrastan las manos
Con los azules que cubren
La inclinación delineada
De vértebras suaves;
Apoyadas de la mano,
Suaves, dulces vértebras.
Cuando un milagro marque
El calado ángel de tu espalda,
Queriendo extirpar la belleza
De la nube divina
Que se aferra entre tus costillas.
Cuando el cuenco se caiga y quiebre,
Espantado y desesperado,
Y no quede mas que hoja nueva,
Sabia diamante de la espuma.
La relajación vuela
Y volará relajada,
Cuando el cuento ya no retenga
La armonía muda.
11/10/08
Solapas...
Y el colectivo demora quince minutos,
Dos guatos me quieren carnear;
No tengo miedo, solo al patrullero,
Y como mística de ciudad inmadura,
En medio de este lejano norte,
Entre la niebla, el azul se asoma.
Sentada por suerte, de cables
Me entero, cinco infanticidios
Cometen delitos en una gran novedad.
Comiendo metros lerdos,
Con pan y sin agua,
Se ilumina la casta a dos agua
Que merece el farol.
Fieles manzanas inmodificables
En recta final, mi elemento
Es en extremo prehistórico.
Bienvenido al río, isla muda a
Los gritos, bañada en plástico.
Las vaquitas son ajenas
Y que bien saben, destruir
Con otras voces tan perpetua
Belleza del verde con el filo
Del sol yaciendo, despertador
De hilo fino de mi gloria petulante.
Miles de auras plomo apagadas,
Sepultan la biosfera que no se ve.
Luz amarilla son los miles de veladores
Que titilan a placer del chalet.
Ronca quebrada encantada,
Un súlplica por el fin del andar,
(saber de certeza inquieta
me esperan tus fibras
agazapadas lánguidas
sobre el cordón).
Un cerrro en la pupila
Andemos estos humos
Sondeados de madre selvas.
Rodemos este olor
Que la natura otorga
Al que se atreve a nadarla.
Vagando ya con media cabeza
En la losa de salsa.
Un corcel sublevado al poder
Pasea triste y en su altura
Un quijote que se cree rey.
Especulemos las esquinas
En el resterío del vidrio
Siempre hay lagaña que no se debe ver.
Ni mis dedos arañando el aire,
Absorbo del árbol paciencia,
Las calles están demasiado
Cruzadas, mi severo real
Es raquíticamente abstracto.
Velar por el equilibrio de la
Carne con el corazón, de la carne
Con la carne viviente,
Dos vasos teñidos del
Contraer de tu abdomen.
Cruzada de piernas haciendo
“toc-toc” con las pestañas,
me convierto en techo y
pájaros, sobre tu lomo.
Mi relevancia pérfida
Es universalmente carnal.
El paseo del zombi, legua
De boulevard, se hacen anchas
Las puertas, mas que abiertas
Al mismo núcleo del encierro.
Por olfato se cruzan,
Se destierran razones flotan culpas en
El aire, se acumuló en el aire
La espesura del glotón.
Restringir la explosión que
Se va con el orín, solo imagino
Un poco mojados tus zapatos.
Desenredar el nudo de los pasos
Ebrios, soplando tabaco duro.
Y en el fin del comienzo
(palpar el regreso
dejaste el cordón sin basura
y eso que seguí las estrellas!)
El azul no termina de aparecer
Jamás de día, mi imposibilidad
Para la quietud es inmortal
Hasta para el sueño siniestro.
Dos guatos me quieren carnear;
No tengo miedo, solo al patrullero,
Y como mística de ciudad inmadura,
En medio de este lejano norte,
Entre la niebla, el azul se asoma.
Sentada por suerte, de cables
Me entero, cinco infanticidios
Cometen delitos en una gran novedad.
Comiendo metros lerdos,
Con pan y sin agua,
Se ilumina la casta a dos agua
Que merece el farol.
Fieles manzanas inmodificables
En recta final, mi elemento
Es en extremo prehistórico.
Bienvenido al río, isla muda a
Los gritos, bañada en plástico.
Las vaquitas son ajenas
Y que bien saben, destruir
Con otras voces tan perpetua
Belleza del verde con el filo
Del sol yaciendo, despertador
De hilo fino de mi gloria petulante.
Miles de auras plomo apagadas,
Sepultan la biosfera que no se ve.
Luz amarilla son los miles de veladores
Que titilan a placer del chalet.
Ronca quebrada encantada,
Un súlplica por el fin del andar,
(saber de certeza inquieta
me esperan tus fibras
agazapadas lánguidas
sobre el cordón).
Un cerrro en la pupila
Andemos estos humos
Sondeados de madre selvas.
Rodemos este olor
Que la natura otorga
Al que se atreve a nadarla.
Vagando ya con media cabeza
En la losa de salsa.
Un corcel sublevado al poder
Pasea triste y en su altura
Un quijote que se cree rey.
Especulemos las esquinas
En el resterío del vidrio
Siempre hay lagaña que no se debe ver.
Ni mis dedos arañando el aire,
Absorbo del árbol paciencia,
Las calles están demasiado
Cruzadas, mi severo real
Es raquíticamente abstracto.
Velar por el equilibrio de la
Carne con el corazón, de la carne
Con la carne viviente,
Dos vasos teñidos del
Contraer de tu abdomen.
Cruzada de piernas haciendo
“toc-toc” con las pestañas,
me convierto en techo y
pájaros, sobre tu lomo.
Mi relevancia pérfida
Es universalmente carnal.
El paseo del zombi, legua
De boulevard, se hacen anchas
Las puertas, mas que abiertas
Al mismo núcleo del encierro.
Por olfato se cruzan,
Se destierran razones flotan culpas en
El aire, se acumuló en el aire
La espesura del glotón.
Restringir la explosión que
Se va con el orín, solo imagino
Un poco mojados tus zapatos.
Desenredar el nudo de los pasos
Ebrios, soplando tabaco duro.
Y en el fin del comienzo
(palpar el regreso
dejaste el cordón sin basura
y eso que seguí las estrellas!)
El azul no termina de aparecer
Jamás de día, mi imposibilidad
Para la quietud es inmortal
Hasta para el sueño siniestro.
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